miércoles, 26 de mayo de 2021

Reseña: la tristeza, mi compañera fugaz

Título del libro: Tristeza, manual de usuario

Editorial: Picarona

Autora e ilustradora: Eva Eland

Año: 2018 - 2019

País: Reino Unido



"Tristeza, manual de usuario", pertenece a la categoría de libro-álbum, puesto que tal como señala Shulevitz (2005), tanto la narración como las imágenes que se presentan en el texto, deben ser entendidas en conjunto. Sin ello, su contenido se vuelve confuso.

El libro “La tristeza. Manual de usuario”, presenta la historia de un niño de aspecto joven y apariencia solitaria, que recibe una inesperada visita a la puerta de su casa: la tristeza. El niño, sorprendido, no entiende por qué la tristeza lo sigue sin explicación alguna. Tampoco entiende por qué esta visita es tan asfixiante y le hace sentir que no puede respirar cuando están cerca. Intenta ocultarla y hace todo lo posible para que esta se vaya lejos, sin tener éxito alguno y sintiéndola cada vez más parte de él. Tratando de entender lo que sucede, el niño toma la decisión de no temerle a la tristeza, intenta comprenderla y escucharla. ¿Será este el comienzo de una buena amistad?

Eva Land nos presenta un texto ligado a temáticas psicológicas de carácter enriquecedor para niños, niñas y quienes lo lean en su compañía. En primer lugar, uno de los aspectos a valorar de este libro es el final de la historia. Al respecto, Colomer (1999) señala que la literatura infantil y juvenil tiene un nuevo propósito, enfrentar los conflictos que se presentan a lo largo de la vida a través de la comunicación y comprensión de estos. Los niños y niñas no pueden evitar las dificultades que son parte del día a día, si no que deben hacerlo parte de ellos. También se presenta la tristeza como una emoción que es difícil de entender y hacerla parte de ti, pero se establece como desafío, debido a que es un sentir que se debe aprender a llevar a través del tiempo, y para ello, comprender también su origen. Esta narración pone a la palestra un tema muy delicado al momento de tratarse con las pequeñas y pequeños: la tristeza. En la sociedad actual, esta siempre se ha visto como sinónimo de debilidad y poca tolerancia a los problemas de la vida. Por lo mismo, se intenta oprimir u ocultar este sentir para así evitarlo y no hacerle frente a las dificultades del pasado (o presente). Los niños y niñas deben trabajar con sus emociones, experimentarlas, sentirlas, enfrentarlas, saber que no está mal sentirse así y los adultos deben ser los principales guías para ellas y ellos.

En segundo lugar, otro aspecto a valorar es el fondo del texto, donde Colomer (1999) señala que este espacio ayuda a que sobresalga la imagen y el texto. En ocasiones, este fondo deja de ser fondo como tal, pasando a tomar otro papel en la narración. En el texto se presenta el fondo como el espacio en que se desarrolla la historia. La comunicación mediante elementos visuales aporta a una comprensión más acabada del texto, además, la combinación de tonos tras el blanco de las páginas permite resaltar y caricaturizar las ilustraciones.

Esta historia va dirigida idealmente a niños y niñas desde 6 años de edad, pero también puede ser leído en cualquier etapa de la vida. Al momento de que el texto sea leído por un niño o niña, se sugiere sea acompañado por un adulto, ya que ellos pueden guiarlos en el entendimiento de las distintas emociones presentes en el texto, facilitarles herramientas y guiarlos en su proceso lector.


Autorxs de la reseña: Ignacia Pacheco y Santiago Ortega.



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