miércoles, 26 de mayo de 2021

Reseña: un pingüino que lo sabía todo, o bueno, casi todo

Título del libro: El pingüino adivino

Autora: Victoria Hurtado

Ilustrador: Francisco Javier Olea

Editorial: Ediciones B

Año: 2010

País: España


El libro “El pingüino adivino”, escrito por Victoria Hurtado e ilustrado por Francisco Javier Olea, es un ejemplo perfecto para referirse al libro álbum. Puesto que, tal como lo señala Shulevitz (2005), cumple con la importancia de la complementariedad del texto e imagen, ya que a medida que avanza la historia las imágenes van entregando información que ayuda al lector a comprender de mejor manera el cuento.

La historia trata sobre un pingüino llamado Serafín, el cual era muy estudioso, por lo que podía adivinar a qué especie pertenecían los distintos animales que lo iban a visitar cada día, como una ballena, un caballito de mar y una pingüina, basándose en las diferentes características que tenían cada uno de ellos. Un día, llegó un ornitorrinco que poseía muchas de las características que conocía Serafín, preguntando si sabía a qué especie pertenecía él y por un momento, Serafín no supo qué responder. ¿Serafín habrá encontrado una respuesta para el ornitorrinco? ¿Qué habrá generado esta respuesta en el ornitorrinco?

Esta historia escrita por Hurtado es muy recomendable porque reúne elementos de gran calidad que son importantes a la hora de elegir un texto para los más pequeños. Por ejemplo, un final muy llamativo, una narración a base de rimas e imágenes que logran captar la atención del lector.

En primer lugar, respecto a las imágenes que se encuentran en el libro y basándose en lo que dice Colomer (1999): “aparte de analizar o resumir, la ilustración puede cumplir muchas otras funciones” (p.179), se aprecia que a medida que van apareciendo ilustraciones, estas van entregando información que no se encuentra de manera explícita en el texto, pero que es muy importante para poder comprenderlo. Un ejemplo de esto es cuando en el texto se dice “Serafín nos decía que era mamífero un león, y que siempre sería un ave un lindo gorrión” pero ¿cómo lograba saber eso? Si el lector se fija en la imagen se logra apreciar que Serafín tenía una especie de tabla hecha por él mismo donde especificaba a qué especie pertenece cada animal.

En segundo lugar, como señala Teresa Colomer en su libro de 1999, el final es otro elemento importante al momento de valorar una narración, debido a que puede generar diversos sentimientos en el lector. En esta ocasión existe un final feliz, ya que el ornitorrinco queda muy alegre y satisfecho con la respuesta que le da el pingüino, esto causará que el lector pueda empatizar con ese sentimiento de felicidad al terminar la historia.

Por último, el lenguaje facilita la lectura, al respecto de esto Colomer (1999) señala que al ser frases cortas estas logran adaptarse a una descripción objetiva desde una perspectiva infantil. En esta historia se logran ver frases cortas pero también en rimas, como por ejemplo: “¿Seré yo un caballo o seré yo un pez? Dime tú qué opinas, dime tú qué ves”, con este uso de rimas se puede captar de mejor manera la atención de los lectores más pequeños, generando que ellos se concentren en la lectura y que esta pueda ser mucho más autónoma.

El libro “el pingüino adivino” es un libro muy recomendable para los niños/as que pueden ir desde los 6 años en adelante, pues es una edad en la que se enfrentan a sus primeras lecturas, y como se señala anteriormente, contiene elementos que ayudan a que se genere una relación agradable entre la historia y el lector, lo cual lo hace una opción muy acertada.


Autoras de la reseña: Valentina Vásquez y Alondra Navarrete.

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