El Pato y la muerte es un libro ilustrado, ya que tal como señala Shulevitz
(2005) las ilustraciones acompañan al texto, pero este puede ser comprendido sin
la presencia de estas. Sin embargo las ilustraciones amplían el contenido del
texto y son un aporte estético al relato.
El pato y la muerte, un tierno relato sobre la muerte, quien
lo acompaña desde que el pato nació, pero el pato se da cuenta con el tiempo.
Empiezan a entablar una relación muy cercana. Los dos comparten su día a día.
Incluso se meten a un estanque para bañarse, pasando semanas juntos. Hasta que
un día aparece una ráfaga de aire que hace sentir frío al pato por primera vez. De esta manera pasa
lo esperado junto a la muerte.
Este libro es muy interesante, en primer lugar, por los
elementos que lo componen, ya que rompe con la convención de que los libros para
niños deben tener alguna enseñanza moral, tal como propone Colomer (1999). En el
libro se narra la historia de un pato que entabla amistad con la muerte y si
bien no esconde ninguna lección moral porque no busca enseñarle nada a los
lectores, sí es un relato que permite la reflexión sobre una temática compleja. Al respecto, Colomer (1999) señala que en la literatura infantil moderna se incluyen
temáticas psicológicas. En este caso la muerte, con el fin de que los jóvenes
lectores aumenten su capacidad de enfrentar los conflictos socioemocionales
mediante la comunicación, la comprensión y el afecto. Junto con esto, se
evidencia una trama madura que podría ayudar a mejorar el auto concepto de
lector en niños mayores de 7 años puesto que a pesar de ser una lectura corta,
requiere de una alta capacidad interpretativa. Así, como menciona Colomer (1999), los libros cortos con historias más
serias, permiten al niño adentrarse a contextos más apropiados a su edad, al mismo tiempo que se respeta su nivel de lectura, la velocidad de esta. Todas estas condiciones favorecen el goce por la lectura y la percepción positiva de sí mismos como lectores.
La muerte en esta historia se presenta como una compañera amistosa que siempre ha estado junto al pato. Una forma sensible de explicar que la muerte es algo inevitable en la vida. Wolf, el autor del libro, logra explicar de manera sencilla y directa un tema complejo que a menudo los padres y adultos tratan de evadir. Esto lo realiza mediante una escritura sencilla e ilustraciones con colores pastel que aportan cierta calidez al tema alejándolo del lúgubre matiz con el que suele ser tratado. De este modo el libro posibilita una mirada crítica enfocada hacia un público infantil y juvenil y favorece una reflexión en torno a la muerte. Como menciona Munita (2010): “la literatura se convierte en un preciado territorio de desarrollo y formación personal, no en la perspectiva de buscar allí moralejas externas o valores inamovibles que orienten dogmáticamente nuestras acciones, sino en el sentido de abrir y permitir la búsqueda”. Gracias a la atención puesta por el autor en las ilustraciones y la precisión en el uso del lenguaje, los lectores más jóvenes pueden aproximarse al tema de la muerte desde una dimensión lúdica y sensible.
Por todo lo anteriormente señalado es posible sugerir la lectura del libro a partir de los 7 u 8 años, debido a que la historia si bien no es extensa, la temática que trata requiere una alta capacidad interpretativa y reflexiva.
Autoras de la reseña: Constanza Campos y Belén Arroyo.
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